7 may 2012

Too sexy for my love



En ese tiempo yo no sabía nada del amor ni del sexo. 
Apenas si conocía esa puntadita que aparecía en la ingle, que bajaba y subía como un cosquilleo desde las piernas hasta el ombligo cuando lo veía venir caminando hacia mí con andar de pasarela. Lo más cerca que había estado de un otro masculino era el beso con el compañerito de primaria que según supe más tarde, no fue más que un pico. 
La pendeja que yo era no podía saber si eso era amor a primera vista o calentura, si es que existiera alguna diferencia. Si eso hubiera sucedido en este tiempo, es decir si yo hubiera nacido en esta era, podría haber buscado en Google o leído en Twitter que uno tarda 8 segundos y algo en enamorarse y que eso que me estaba pasando era completamente normal aunque se sintiera internamente como algo sucio.

¿Cómo saberlo? Por ese entonces tenía el chip de la sexualidad acorde al clima de época, que ponía ante las chicas el debate entre la rigidez del NO a la prueba de amor de Tita Merello y el gusanito de la liberación sexual suavemente acompañada por la música de Los Beatles. 
En realidad yo mucho no me debatía porque mi chip vino flexible o fallado, ya que en el segundo encuentro con el sujeto me olvidé de todo y empecé a tomar clases de onomatopeya del orgasmo. Sí, a él le encantaba escuchar con lujo de detalles mis orgasmos y así me acostumbró, bien gritona. 
Pero me apresuré en el relato porque entre el primer y el segundo encuentro hubo un abismo de silencio. Ninguno de los dos teníamos teléfono, en ese tiempo el teléfono era cosa de familias pudientes y estaba claro que nosotros no lo éramos. Tan es así que la tarde que nos encontramos, o se podría decir que me encontró, yo me estaba rateando del colegio y había entrado a tomar un café al bar más céntrico y popular. Toda la ropa que llevaba puesta se la había robado a mi hermana la noche anterior, y como me estaba hospedando en la casa de una tía no me animé a darle la dirección. Mi tía me daba alojamiento para que pudiera estudiar, no para que citara a un tipo. Mucho menos a un tipo 10 años mayor que yo. Así que nada de intercambiar números de celulares, ni direcciones de correo electrónico, ni SMS ni MSN. No existía nada de eso, así que quedamos librados a la buena suerte o al destino. Eso era romántico.

Retomemos el hilo temporal. Esa primera tarde se acercó sin anestesia, se sentó a mi lado sin pedir permiso en el apartado de sillones forrados en cuerina color tiza, portando una hilera completa de dientes blanquísimos dentro de una boca carnosa y un llavero que iba y venía entre las manos de dedos largos, tocándose la nariz muchas veces — ahora sé que mentía un poco gracias a una serie que vi por internet—, pero en ese entonces no podía saberlo porque además olía bien. Siempre olía bien y se vestía como para un desfile de modas. Para romper el hielo bromeó con su propio nombre, dijo que era un nombre muy poco original —y era cierto— pero que importaba. El resto de él era tan original, que me hizo pensar que en alguna parte debía tener un tatuaje de marca exclusiva. Yo nunca había visto de cerca a un hombre tan hermoso y encantador, no estoy exagerando nada, ya que nunca hubo después de él un hombre así cerca de mí.

Charlamos un rato —en honor a la verdad habló todo el tiempo él—, yo me limité a sonreír y decir que si con la cabeza, en ese instante la verborragia me había abandonado, así que cuando se fue temí mucho no volver a verlo, aunque más tarde supe que él no se había interesado en mí precisamente por el arte de  la conversación. 
Obvio que no le dije que me estaba haciendo la rata del colegio, y ahora que lo pienso yo también me habré tocado la nariz cuando le conté con monosílabos que estaba esperando a una amiga que evidentemente me había fallado y que solía ir muy seguido a ese bar. Entonces se fue. Sin celular, sin correo electrónico, sin Google, sin Twitter, dejó flotando su perfume y se esfumó, como una aparición del paraíso.

Continuará

3 comentarios:

  1. eeeeeeeeeeee!!!!! ufa. otra vez esperar....
    (qué bien relatado. ágil y divertido!!)
    besotón.

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  2. Ah, gracias Cla, hacía mucho que no escribía algo divertido.

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  3. Muy bueno. Cuántos recuerdos me trae, je.
    Me quedo esperando por la continuación :).
    Saludos.

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